fuentes de estrés de los profesores de la ESO
En el curso 1998-99 realizamos un análisis cualitativo de los estresores más relevantes de los profesores de secundaria. Pasados 8 años seguimos escuchando en los claustros algunas de estas opiniones
Articulo publicado en la página web de AIDEX
Durante estos primeros meses hemos ido recogiendo las opiniones de muchos profesores de educación secundaria obligatoria, a cerca de las situaciones crónicas molestas que les provocan más preocupación, malestar, nerviosismo, o estrés en su profesión.
Planteábamos esta cuestión abiertamente cuando nos reuníamos con profesores de la ESO en distintos foros. Eliminamos la sistematicidad en la recogida de la información, ya que tan sólo queríamos sondear los estresores del profesorado. Nos interesaba conocer las situaciones prolongadas molestas para ellos, y que éstas fueran expresadas por ellos mismos, sin cautelas ni pudores.
Para ello aprovechamos todos los escenarios: Sesiones de evaluación, reuniones semanales con los tutores, guardias en la sala de profesores, reuniones de trabajo de los orientadores de la zona, conversaciones informales en cafetería...
Aquí presentamos algunas de las opiniones más significativas expresadas por los profesores. Muchas las recogemos literalmente tal y como fueron verbalizadas, otras están reconstruidas a partir del nuestra memoria, pero intentando mantener el enunciado original.
Este sondeo carece de validez, la selección de las opiniones presentadas no ha seguido unos criterios operativos. No hemos establecido una taxonomía de las distintas fuentes de estrés del profesorado, tampoco presentamos los estresores con un orden riguroso según la frecuencia u otro valor.
Pese a todo creemos que esta información obtenida puede ayudarnos para orientar nuestros próximos objetivos de trabajo, más científicos y sistemáticos, organizándolos en categorías ( contenido del puesto, desempeño de roles, promoción, renovaciones y cambios, aspectos organizacionales, relaciones hostiles con los alumnos...)
Estas son las quejas expresadas por los profesores que creemos pueden representar cualitativamente algunas de las fuentes de estrés laboral más incisivas:
-. La ESO está muy mal. Hay muchos alumnos que vienen obligados, pasan del instituto, del profesor, de las notas, de repetir o de no sacar el título. Muchas veces se enfrentan con nosotros y no podemos sancionarles, tenemos que aguantar que se burlen en nuestra cara.
-. Llego cansado a casa por los problemas de disciplina, por la mala conducta general de los alumnos de la ESO. Me cuesta mucho trabajo que me atiendan, que no enreden. Hay una total falta de respeto por el profesor.
-. Lo que más me quema es la falta de disciplina y la baja motivación de los alumnos
-. La bajísima motivación por aprender de los alumnos. Cuesta mucho trabajo que atiendan, que estén motivados, que les gusten las actividades de clase.
-. Me ponen muy nerviosa los conflictos personales con algunos alumnos de la ESO que vienen obligados. Y mucho más cuando vienen los padres defendiéndoles y quitándonos autoridad a los profesores.
-. A veces tengo miedo cuando vengo a dar clase. Temo que algún alumno se ría de mi, me ridiculice, se enfrente a mí, o me insulte. También me da miedo que los alumnos hablen mal de mí a otros profesores.
-. Es normal que el profesorado de la ESO esté molesto. Hagas lo que hagas es muy difícil conseguir resultados con los alumnos. Es imposible compensar las diferencias entre unos y otros. En una misma clase hay alumnos con necesidades especiales, muchos alumnos sin ningún interés, alumnos con lagunas tremendas, sin hábitos de trabajo, otros que solo vienen a provocar al profesor, y unos pocos que quieren pero no les dejan.-. Creo que no tenemos las condiciones de trabajo mínimas exigibles, ni los recursos imprescindibles para conseguir los objetivos que se nos plantea en la educación secundaria obligatoria.
-. Me queman las imposiciones burocráticas inútiles, el papeleo: programaciones, nuevos sistema de evaluación por objetivos, largas reuniones infructuosas, memorias, adaptaciones curriculares, tutorías...
-. Creo que muchos compañeros están quemados por que han aumentado considerablemente las exigencias. Además todo está cambiando continuamente. Nos exigen tareas, funciones y objetivos muchas veces utópicos: Quieren que establezcamos relaciones personales con un gran numero de alumnos, que trabajemos en equipo, que estemos permanentemente formándonos...
-. Nuestras actuaciones pueden ser cuestionadas en cualquier momento, bien por los alumnos, por los padres, por los inspectores o por nuestros propios compañeros. Vivimos con una inseguridad constante.
-. Se ha devaluado considerablemente nuestra profesión, nuestros institutos y las enseñanzas que impartimos. Todo el mundo puede criticarnos sin conocer lo complejo de nuestro trabajo y los bajos salarios que percibimos. Se cuestiona continuamente nuestra profesión (remuneración, status social, desprestigio del profesorado y de los institutos)
-. El único incentivo de la administración consiste en reducirte el número de horas de clase, o en librarte totalmente de ellas. Los criterios de promoción del profesorado son totalmente arbitrarios. No se puede evaluar objetivamente qué profesor trabaja y quién no. Da lo mismo que te esfuerces o que no, a final de mes todo el mundo cobra igual. Tiene el mismo reconocimiento el profesor que pasa de todo, que el que prepara sus clases, y se preocupa de que los alumnos aprendan cosas útiles que les motiven.
-. Esto no tiene arreglo. Si ellos vinieran aquí y se metieran en las clases ya verías que pronto cambiaban las cosas. Desde arriba todo es muy bonito. (escasa participación del profesorado en los procesos de toma de decisiones).
-. Muy pocos compañeros trabajan donde les gustaría, estamos todos pendientes de los concursos de traslados, incluso algunos de nosotros tendremos que irnos del centro..
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Yolanda -